6.9.07

La Naranja

La caja naranja llamaba totalmente mi atencion a crueles gritos de desesperación. En un infimo parpadeo me encontre con ella en la palma de mi mano izquierda y senti de pronto la humedad del agua que entraba por el aujero de mi bota derecha. Miraba el moño verde (como el brote de un sauce lloron), como un niño que mira los caramelos en la vidriera de la tienda, en puntas de pie y con los bolsillos para afuera. Sabia que me era imposible comprender porque reia a carcajadas. Cada risa era un inexorable mundo de intensos gorgoteos, agudos exclamidos sin destino alguno, y torpes gruñidos, descociendo los hilos del escenario en el que me encontraba. Mi mano derecha proclamo la revolución, y con total dominio de su ser, se revelo a mi conciente, que le ordenaba cruzar los dedos detras de mi espalda. Unos dedos con uñas emadurnadas y espinas infiltradas desataron suavemente los lazos y de la tapa de la caja brotaron dos pequeñas alas, que, como el aleteo de un antiguo dragon, huyo a lo mas alto del cielo, no quierndo presenciar el mal liberado.
Sambulliendome tras la niebla que chilla a presion de su interior me hundi en un complejo mundo de numeros letras que me recibieron, obviamente, entre oraciones y ecuaciones. Sabiendo el exacto momento en el que iba a aparecer. Un Doce tomo mi mano comenzo a trotar arrastrandome por los limites donde ella termina y yo empiezo. Los lindes de su bosque rebozaban de flores y de pajaros de todo el universo que viajaban eternas vidas para poder, quizas, entrar en su burbuja como un rayo de inspiracion, brillante pero fugaz.
Me vi reflejado en su figura y en el suelo donde mis pies eran pies ahora solo habia aire, y luz. Yo era un copo de nieve sostenido en la eternidad por raices de plata y tu una burbuja de colores transparentes que hablaba con musica de todas las edades. Y olores.
El colore de su pasion me convirtio en el mas dulce rocio, absorvido por tu respido, deseo de tus ojos al brillar.

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